En un quinto juego impecable, los Blue Jays dominaron 6-1 a los Dodgers de Los Ángeles y quedaron a solo 27 outs de conquistar su tercera corona de Serie Mundial. La combinación de poder y control fue la fórmula perfecta para un equipo que hoy, más que nunca, tiene sabor a campeonato.
Desde el primer lanzamiento, los canadienses impusieron respeto. Davis Schneider abrió el partido con un descomunal batazo al jardín izquierdo, poniendo en ventaja a los suyos y encendiendo las gradas del Rogers Centre, que ya sueña con un nuevo título.
El turno de la figura no se hizo esperar. Vladimir Guerrero Jr. volvió a demostrar por qué es el corazón de Toronto. Con un cuadrangular en la segunda entrada, su octavo de esta postemporada, amplió la ventaja y reafirmó su estatus como uno de los bateadores más temidos de las Grandes Ligas. Su producción lo mantiene entre los mejores de todos los tiempos en playoffs, rozando récords históricos en jonrones e imparables.
En la lomita, el joven Trey Yesavage, de apenas 22 años, fue pura elegancia y dominio. Durante siete entradas, redujo a la poderosa ofensiva angelina a solo tres hits y una carrera, ponchando a doce rivales con una serenidad impropia de su edad. Su actuación silenció al Dodger Stadium y puso a los Blue Jays con ventaja de 3-2 en la serie.
Con esta victoria, Toronto regresa a casa para disputar el sexto partido el próximo viernes, arropado por la historia: en 67 % de las ocasiones, el equipo que gana el quinto juego de una Serie Mundial termina levantando el trofeo.
El ambiente en el Rogers Centre promete ser eléctrico. La ciudad entera late al ritmo del béisbol y siente que la gloria está a un paso.



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