Amarrado con una gruesa cadena, atado a dos blocks, con golpes y con un tiro en la cabeza, fue hallado este jueves el cuerpo sin vida del profesor universitario y presiente de la Convergencia Nacional de Abogados (Cona), doctor Yuniol Ramírez, en el arroyo Barina, en Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste.
La horrenda muerte del profesor universitario y gran ser humano, nos hace entender que en este país nadie está seguro y que todos estamos a merced de la delincuencia y el crimen organizado.
Consultado sobre el particular, un experto forense internacional que estudió las imágenes indica que el jurista de 45 años fue lanzado desde algo alto, pues uno de los blocks presenta una gran mancha de sangre, originada por su caída sobre él.
Las autoridades policiales están en la obligación de esclarecer este crimen lo antes posibles y dar con los asesinos materiales e intelectuales de Yuniol Ramírez Ferreira, un hombre honesto que se dedicó a poner su talento al servicio del país.
¡Que caiga todo el peso de la ley sobre los asesinos! “Caiga quien caiga”. La Policía obligada a dar una respuesta rápida y creíble. La opinión pública debe conocer a los responsables del crimen de este valioso profesional, que siempre antepuso el bien colectivo al personal.
El vocero de la Policía Nacional, Frank Félix Durán, dijo que todas las agencias de investigación están trabajando en busca de esclarecer el asesinato del abogado, quien deja tres hijos en la orfandad.
República Dominicana ha perdido un gran profesional, una persona valiosa, colaboradora, afable, sensible; una gran persona que gozaba de aprecio de muchos por su forma desinteresada de actuar y de ser.
El profesor Yuniol Ramírez era un muchacho alegre, muy responsable, solidario; un hombre correcto, sin ninguna tachadura, dicen amigos del hoy occiso. Fue precandidato a senador por opositor Partido Revolucionario Moderno (PRM) en la provincia San Juan de la Maguana.
Al ser abordado por la prensa, un representante del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), certificó que el cadáver del abogado presentaba un orificio con entrada y salida en la cabeza. El catedrático universitario fue visto con vida por última vez en el recinto de la universidad estatal.
“Lo mataron, desgraciados. Creíamos que eso ya era un episodio olvidado. Lo callaron porque decía la verdad; pero, ese crimen no puede quedar impune, no vamos a descansar hasta que los responsables no paguen por su muerte”, sostienen.
Fuente / Dominicanos HOY
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