Una de las características más destacables de la Era de Trujillo es el control absoluto que ejerció sobre los medios de comunicación. Desde su llegada al poder en 1930, Trujillo se preocupó por tener un control total sobre los periódicos, la radio y la televisión, lo que le permitió manipular la información y el discurso público a su antojo.
Los medios de comunicación se convirtieron en herramientas de propaganda y control social, y se utilizaron para difundir la ideología del régimen y para reprimir cualquier forma de disidencia o crítica. Los periodistas y los medios que no seguían la línea del gobierno eran perseguidos, encarcelados o simplemente desaparecidos.
Además, Trujillo utilizó los medios de comunicación para fomentar una imagen de sí mismo como el salvador y el padre de la patria, y para presentarse como el líder incontestable del país. La propaganda se utilizó para promover la idea de que Trujillo era el único capaz de gobernar y de llevar a República Dominicana a la prosperidad y el progreso.
Sin embargo, a pesar de todo el control que ejerció sobre los medios de comunicación, Trujillo no pudo evitar que surgieran voces críticas y disidentes. Algunos periodistas y escritores arriesgaron su vida para denunciar las atrocidades y las violaciones de los derechos humanos que se cometían en el país.
A medida que el régimen de Trujillo se fue debilitando, la crítica y la disidencia se fueron haciendo más audibles y visibles. En los últimos años del régimen, los medios de comunicación empezaron a difundir información más crítica y a denunciar las atrocidades del gobierno.
La caída de Trujillo en 1961 marcó el fin de la Era de Trujillo y el inicio de una nueva etapa en la historia de República Dominicana. Aunque la libertad de expresión y el derecho a la información quedaron garantizados por la nueva Constitución de 1963, los medios de comunicación todavía han sido objeto de controles y censuras en momentos determinados de la historia reciente.
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