Una agencia de investigación en oncología que depende de la Organización Mundial de Salud convocó a 29 científicos de diferentes países y a 6 representantes de los organismos sanitarios europeos para evaluar si el uso de celulares y otros artefactos inalámbricos pueden aumentar el riesgo de sufrir cáncer.
El encuentro empezó hoy en la ciudad de Lyon, Francia, donde funciona la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, que se encarga de llevar a cabo estudios sobre las causas que pueden conducir al desarrollo del cáncer.
Hasta el momento, esa agencia ha elaborado una larga lista de agentes que consideran “carcinógenos”, que incluye al tabaco, el arsénico o el cromo.
Ahora, se pondrán a revisar la información disponible sobre los efectos de los teléfonos celulares sobre la salud, una asociación posible y altamente controvertida. Aún no se ha conseguido un consenso en la comunidad científica, y ha sido rechazado por las empresas que producen los dispositivos.
Los especialistas convocados en Lyon sostienen distintas posturas, y empezaron a evaluar y a debatir hoy si las ondas de radiofrecuencia que emiten los teléfonos celulares pueden producir cáncer, especialmente cáncer de cerebro, en los usuarios. También se revisará la información disponible sobre microondas y radares. En el encuentro, no están presentes especialistas de América Latina. La mayoría de los expertos son de países desarrollados.
“Hasta hoy, no hay evidencias robustas que permitan comprobar que el uso del celular genere cáncer de cerebro en las personas”, dijo a Clarín Daniel Gómez, quien es investigador en oncología y forma parte del concejo ejecutivo del Instituto Nacional del Cáncer de la Argentina. Este científico igualmente reconoció “la falta de evidencia no significa que el uso del celular esté libre de riesgo para la salud humana”. Por esto, consideró que “es muy bueno que la agencia dedicada al cáncer de la OMS haga esta convocatoria. Ojalá se llegue a un consenso y que permita aclarar a la población si los celulares implican un riesgo. O si sólo se trata de un mito más”.
Desde el inicio del uso de los teléfonos celulares en la década de los ochenta, hubo interés en sus efectos sobre la salud. Esto llevó a que se realizaran estudios para aclarar las sospechas.
Una de las primeras investigaciones fue conducida por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos entre los años 1994 y 1998, con datos de personas que habían sufrido cáncer de cerebro. Ese trabajo no encontró riesgo alto de que los teléfonos celulares sean causantes de cáncer de cerebro, en base a los usos de la década pasada. Aunque sugirió que podía darse un riesgo pequeño de glioma, un tipo de cáncer que comienza en las células que rodean a las neuronas del cerebro (que se llaman glias).
Más recientemente, en 2006, hubo otro estudio en Dinamarca, con un seguimiento de 420.000 personas durante 20 años y –otra vez– no se demostró la asociación entre celulares y riesgo de cáncer.Sin embargo, la Oficina Federal de Protección de Radiación de Alemania señaló que el estudio danés no era concluyente. En tanto, en 2007 otro trabajo de Lennart Handell, de Suecia, revisó varios estudios y sugirió que una hora por día de uso del celular durante más de diez años podía aumentar el riesgo de tumores.
En mayo del año pasado, se dieron a conocer algunos resultados del estudio Interphone, que la misma agencia de la OMS apoyó financieramente desde el año 2000 en 13 países: Alemania, Canadá, Australia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Israel, Italia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, Reino Unido y Suecia.
En ese momento, Christopher Wild, director de la agencia de la OMS, informó que no había mayor riesgo de cáncer entre las personas que utilizan teléfonos móviles. Aunque admitió que la investigación debía continuar por el rápido aumento de uso de esos dispositivos entre los jóvenes. Por esto, se puso en marcha en España un proyecto (se conoce como Mobi-Kids) que pretende evaluar la posible asociación entre la exposición a los celulares y el riesgo de padecer tumores cerebrales en población infantil y adolescente.
Con tantos estudios e incertidumbre, hoy se reúnen los expertos en Lyon, a pesar de que recibieron una carta abierta de otros investigadores y profesores universitarios, que forman parte de la Alianza Internacional de Campos Electromagnéticos, que les pidieron una demora en la toma de decisiones. En el mensaje que mandaron el viernes pasado, argumentan que la agencia de la OMS no debe tomar una decisión hasta que no finalice totalmente el estudio Interphone en los 13 países. Otro punto que los expertos objetaron fue la presencia de observadores que han trabajado para las empresas que fabrican celulares. Y pidieron que se den a conocer públicamente si los convocados para la reunión que empieza hoy tienen conflictos de interés con la problemática. Es decir, le exigen que se aclare si además de formar parte de universidades, también reciben algún tipo de dinero o realizan alguna consultoría para empresas del sector.
Pese a las críticas recibidas, los expertos de la agencia de la OMS darían un veredicto sobre la controversia el próximo 31 de mayo, según anticipó el vocero Nicolas Gaudin. Aunque las dudas sobre la seguridad de los celulares puede invadir a cualquier usuario hoy. “Es cierto que faltan pruebas, pero el celular no sería totalmente inofensivo, aunque tampoco debemos entrar en pánico”, dijo a Clarín ayer, Fernando Saraví, médico profesor en física biológica de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Escuela de Medicina Nuclear, quien hizo un estudio piloto sobre celulares y salud en la Argentina: “Sería razonable que se demore la recomendación hasta que se cuente con evidencias. Mientras duren esos estudios, la gente debería limitar lo más posible el uso del celular. No es para matar el aburrimiento. Hay que evitar las conversaciones extensas”.
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