Padre Alberto Cutié: “Mi hija es mi mejor regalo”.
El sacerdote episcopal nos confesó que está feliz con su hija de seis meses; celebrará su primer Día del padre con su familia y con un banquete de platillos de varios países.
Dos años después de haber estallado el escándalo del Padre Alberto Cutié tras descubrirse que vivía una relación amorosa con su hoy esposa Ruhama Cutié, el sacerdote está tranquilo, feliz y listo para celebrar su primer Día del padre.
“Antes muchas personas me llamaban padre, pero ahora soy padre y padre biológico, y eso es una bendición de Dios”, aseguró el puertorriqueño de 41 años en entrevista con PeopleEnEspanol.com. “Ver sonreír a mi hija y pensar: qué será cuando crezca’ y verla moverse y mirarme es algo maravilloso”.
Cutié confesó que el próximo domingo la pasará junto a su familia celebrando la fecha con su hija, su esposa y sus hermanas y de paso será un momento para recordar a su padre.
“Casi siempre nos reunimos en familia, con mis hermanas y mi madre y recordamos a nuestro padre difunto que está en el cielo y hacemos una misa. Creo que este año vamos a hacer lo mismo y compartir en familia”.
Y como buen latino, en la celebración no podrán faltar deliciosos platillos de comida con un menu bastante variado.
“Nos encanta la comida mexicana, la centroamericana y la griega porque mi esposa es mitad griega y siempre tratamos de compartir todas nuestras cosas”.
El religioso episcopal comentó también que pese a haber empezado una familia con la mujer de su vida, sigue teniendo en su corazón muchos deseos en favor del bienestar de sus feligreses y de todas las personas que viven situaciones difíciles como los indocumentados.
“Sigo soñando que cada uno de nosotros podemos hacer algo para que el mundo sea mejor. Hay muchas cosas que nos agobian, tengo deseos como que pase en el Congreso el Dream Act, que tratemos de hacer todo para que cambien las leyes injustas, que termine la discriminación”.
Y al preguntarle cuál sería ese obsequio de día del padre que lo sorprendería, el boricua aseguró ser muy afortunado pues ya tiene un gran regalo entre sus brazos.
“Mi hija es mi mejor regalo”, dijo. “Es impresionante ver como los niños crecen tan rápido. Miro a mi hija y la veo preciosa. Verla sonreír es un milagro de Dios que me hace muy feliz”.
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