Muchas cosas están ocurriendo en el país que tienen a la tierra
temblando. El colmo de los colmos fue ver a un animador de televisión
tocando las partes irredentas de un travesti, en horario en que
normalmente se pasan cómics o programas para niños.
Estas odas a la mediocridad son una señal de la necesidad que a la educación se le dedique no el 4%, sino el 100% del PIB.
Por la radio y la televisión andan Casablancas jugando con la pobreza
de los más pobres y con la ignorancia de muchos más. Andan piratas y
caballeros como Francis Drake, que parapetados en una cabina o un set
inundan el éter de maldiciones. Bocas que sólo se callan con un cheque. Y
no vale la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía. ¡Cómo no va a
temblar la Tierra!
Andan políticos dando malos ejemplos a la sociedad, golpeando
mujeres, tomando lo que no deben o ganando lo que no se merecen.
Asesinos que salen sueltos y presos sin causa que siguen tras las rejas.
¡Cómo no va a temblar!
Por eso no hay que asombrarse que una cantante que sin el más mínimo
parpadeo de Gardel y Lepera se agenció el título de la Soberana del
Pueblo ande, ‘dizque’ convocando una ‘caravana de protesta’ porque no
fue nominada a los Premios Casandra. Que no hay detector de aquello que
decía Hemingway.
La cantante roba el título a la verdadera Soberana: Casandra Damirón.
Reacciona así contra la desmoralizante actitud de algunos colegas con
el asunto de las relaciones públicas y la impúdica manera de imponer a
sus relacionados en las asambleas de nominaciones para el Casandra, tal y
como lo dijo Joseph Cáceres que sí estaba allí. Como resultado,
directores de cine que no son directores de cine se sienten colegas de
Woody Allen y Steven Spielberg. ¡Que tiemble la Tierra!
Por ahí andan casi liándose a los palos salseros y bachateros,
merengueros y mamberos, cada cual por su lado. Por esa falta de unidad
el merengue sigue moribundo.
El arte es otra cosa. Falta una caravana para que la verdadera
calidad artística sea el elemento a evaluar en las nominaciones o
popularidad de un artista. ¡No a la mediocridad!
Hace falta una caravana, sí, a favor de la decencia, la cultura, la
vergüenza, la honestidad, la justicia. Una caravana en contra de la
mediocridad, el mal gusto y la indecencia, que se cuelan por cualquier
resquicio de la sociedad. Una caravana en contra de la politiquería y la
bellaquería que son la incultura de la política. Una caravana por la
cultura y la educación. ¡¡¡Cómo no va a temblar la Tierra, carajo!!!
Por Alfonso Quiñonez
Diario Libre
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