Las prerrogativas y poderes que otorga nuestra carta magna a la función de Presidente de la República, son tan amplios que al abandonar el cargo estos quedan ubicados en un sitial de respeto y admiración que los distingue de los demás ciudadanos del país.
La nación debe aprovechar sus relaciones internacionales para atraer valiosos inversionistas y colocar nuestros productos en importantes mercados.
Su buen nombre, su jerarquía, la fuerza de su personalidad debemos pulir día a día, cada vez más, para que su esfuerzo hacia el desarrollo del país continúe siendo efectivo, aun después de haber dejado la posición.
Votamos por ellos para elevarlos a tan alto cargo y ahora que pasaron sus cuatro años de gobierno empleémoslos positivamente, como motor importante en el impulso del desarrollo nacional.
A estas ideas podemos agregar más razonamientos que demuestran la capacidad que tienen esos ex-mandatarios para seguir impulsando el bienestar y progreso de la patria. Sin embargo, los estamos desaprovechando.
Y los desaprovechamos, para permitirles que regresen de nuevo a sus organizaciones y utilicen la fuerza del enorme liderazgo adquirido, para maniobrar y conseguir nuevas postulaciones al cargo.
Y los desaprovechamos, permitiendo que socaven los estatutos internos de sus propios partidos, (carentes de contrapeso). Debilitan su disciplina, coartan las potencialidades de los líderes de relevo y frenan el desarrollo político, institucional y democrático, en todas las estructuras del país.
Y los desaprovechamos, para permitir que sus detractores los difamen y sus acólitos los defiendan y así la nación se envuelve en procesos y trifurcas que solo nos consumen.
¿Cómo puede el país revertir las cosas y beneficiarse de los servicios de esos liderazgos?
Hagamos lo inteligente. Hagamos lo conveniente. No postulemos a nadie después de cuatro años de gobierno. Limitemos su presencia en el cargo a cuatro años y concedamos oportunidad a otros dirigentes, de que se conviertan en ex–mandatarios también.
Hagamos lo conveniente. Hagamos lo inteligente. Cuidemos el buen nombre de todos los ex- mandatarios y asignémosles países, donde ellos irían a buscar inversionistas y/o colocar nuestros productos.
Hagamos lo conveniente e inteligente, y a nuestros ex–mandatarios quitémosles las cachuchas de los partidos políticos y coloquémosles sobre su pecho la bandera tricolor que nos distingue como estado soberano.
Así los convertimos en efectivos y verdaderos promotores del desarrollo de la nación, que es el rol necesario y conveniente.
Ojala ideas como estas puedan llegar al Ing. Hipólito Mejía, Dr. Leonel Fernández, Presidente Danilo medina, Ing. Miguel Vargas y al liderazgo emergente de los partidos mayoritarios y nacionales, para que Dios les provea del desprendimiento necesario y puedan asumir esas ideas.
Enviado por Revista Trapiche
Escrito de Frank López



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