JERUSALEN (Reuters) ¿Podrían dos de los clavos utilizados para crucificar a Jesús haber sido descubiertos en una tumba de 2.000 años de antigüedad en Jerusalén?
¿Y podrían haber desaparecido misteriosamente durante 20 años, para acabar apareciendo por casualidad en un laboratorio de Tel Aviv?
Esa es la premisa del nuevo documental "The Nails of the Cross" ("Los Clavos de la Cruz") del veterano investigador Simcha Jacobovici, que incluso antes de su estreno ha provocado un vivo debate en Tierra Santa.
La película sigue tres años de investigación durante los que Jacobovici presenta sus argumentaciones: algunas basadas en datos empíricos, otras necesitadas de mucha imaginación y un salto de fe.
El investigador afirma que el descubrimiento es histórico, pero la mayoría de expertos contactados por Reuters lo desestimaron por inverosímil, y algunos lo calificaron de ardid publicitario.
Durante siglos se han presentado muchas reliquias antiguas, como otros clavos que supuestamente se remontan a la crucifixión, como relacionadas con Jesús. Muchas fueron consideradas falsas, mientras que otras fueron aceptadas como sagradas.
Jacobovici, que ya suscitó un debate con otra película que afirmaba revelar la tumba perdida de Jesús, dice que este hallazgo difiere de otros por su contexto histórico y arqueológico.
"Lo que estamos trayendo al mundo es el mejor argumento arqueológico presentado jamás de que se han encontrado dos de los clavos de la crucifixión de Jesús", dijo en una entrevista, con su característico gorro de lana.
"¿Se al 100 por ciento que sí, que son ellos? No", agregó.
¿CONSPIRACION, ERROR O ALGO SIN FUNDAMENTO?
El documental comienza con una visita a una antigua tumba de Jerusalén descubierta en 1990 que fue aclamada por muchos en su día como el lugar de enterramiento del alto sacerdote judío Caifás, que en el Nuevo Testamento preside el juicio a Jesús.
El sepulcro, junto con varios osarios, o cajas de huesos, fue descubierto durante unas obras en una ladera a unos pocos kilómetros al sur de la Vieja Ciudad. Desde entonces ha sido sellada de nuevo.
Caifás es una figura importante de los Evangelios, al enviar a Jesús a los romanos y a su muerte, y una de las afirmaciones de Jacobovici es que el alto sacerdote no fue tan malo.
En la tumba se encontraron dos clavos de hierro, uno en el suelo y uno dentro de un osario, y, según la película, desaparecieron misteriosamente poco después. Jacobovici dice que los rastreó hasta un laboratorio en Tel Aviv de un antropólogo experto en huesos antiguos.
Y si son de hecho los mismos clavos -corroídos por el óxido y arqueados en el extremo, casi intencionadamente- ¿fue su desaparición una conspiración o un error logístico?
No se ofrece una respuesta definitiva.
De cualquier modo, Jacobovici muestra por qué esos clavos podrían haberse utilizado en una crucifixión, que era una práctica común hace dos mil años. Después ofrece su teoría sobre por qué podrían haberse utilizado en la crucifixión más famosa de la historia.
"Si miras todo el episodio, histórico, textual, arqueológico, todo parece apuntar a que estos dos clavos estuvieron implicados en una crucifixión", declaró. "Y dado que Caifás sólo está asociado a la crucifixión de Jesús, sumas dos y dos y parecen sugerir que son los clavos", añadió.
La Autoridad de Antigüedades de Israel, que supervisó la excavación de Jerusalén, dijo en reacción al estreno de la película que nunca se había demostrado sin ninguna duda que el sepulcro fuera el lugar de enterramiento de Caifás. También dijo que era habitual encontrar clavos en tumbas.
Por Ari Rabinovitch
(Traducido por Blanca Rodríguez en la Redacción de Madrid)
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