Su silueta, que apareció por 10 meses en periódicos y noticiarios, se fue achicando en la medida que el vehículo de la agencia federal de Inmigración y Aduanas (ICE en inglés) que la transportaba, la llevaba lejos de la cárcel de mujeres en Vega Alta.
A través del cristal, se vio a Aida de Los Santos Pineda agitando su mano, diciendo adiós.
Luego de años trabajando como empleadas doméstica, y de haber vivido casi un año en la cárcel, la mujer se prepara para regresar a su tierra, de donde había salido para venir a Puerto Rico, sin documentos legales, con el sueño de tener una mejor vida.
Ayer, antes de abandonar la cárcel, tuvo unas palabras para los familiares de Georgina Ortiz Ortiz, por cuya muerte se le acusó: “Me duele lo que pasó, pero yo no podía hacer nada porque no estaba en mis manos”.
“Mi corazón está limpio. Sabía que iba a salir porque tenía fe en todo mi público que me estaba ayudando y mis abogados que son los mejores, en Díos y en mi inocencia”, afirmó la mujer, quien salió de la mano de uno de sus representantes legales, Aarón Fernández, y el cónsul dominicano en Puerto Rico, Franklin Grullón.
“(Me espera) irme a mi casa a Santo Domingo, reunirme con mi familia y ser feliz. Estoy contenta y con mi frente en alto”, manifestó.
Júbilo en el barrio
La noticia del veredicto de no culpabilidad se regó ayer como pólvora en la comunidad de Las Monjas en Hato Rey, donde vivía de Los Santos Pineda cuando fue detenida tras el crimen de Ortiz Ortiz en el 2010.
Los vecinos de Las Monjas celebraron el veredicto y aseguraron que este suceso les da un aire de esperanza a la comunidad dominicana que vive en la Isla.
Uno de ellos fue Samuel Mota, quien conoce a De los Santos hace varios años, cuando la mujer solía caminar por la comunidad para ejercitarse.
“Hicieron bien con el veredicto. Ella no tenía que ver con eso”, dijo el hombre en una plaza de verduras del vecindario.
Cerca, en otra plaza comunal, uno de los líderes de Las Monjas, Rafael Polanco, también proclamó la inocencia de su compatriota.
“El veredicto no podía ser otro. Ninguna de las prueba en el juicio la inculpaban a ella”, dijo el portavoz de la vecindad que pertenece al Grupo de Comunidades aledañas al Caño Martín Peña, conocidas como las G-8.
“Me parece que esto fue una experiencia para que el pueblo puertorriqueño se de cuenta en qué manos está el sistema judicial hoy día”, expresó Polanco.
“No había evidencia contundente. ¿Usted cree que si ella lo hubiese hecho hubiese vuelto a la isla? Ella dio la cara”, abundó Polanco.
De acuerdo con él, de los Santos demostró compasión y solidaridad durante el tiempo que vivió en su comunidad, donde trabajaba en un negocio y cocinaba, además de dar servicios en la casa de Georgina Ortiz Ortiz.
“Se dio a querer en la comunidad por su forma de ser. Era amable y caritativa”, dijo el líder de Las Monjas.
Mientras que otra vecina Teresa Cayetano Torres gritaba en su hogar “¡ganamos!
“¡Se le hizo justicia!”, exclamó la mujer quien también ha laborado como empleada doméstica.
“Voy a celebrar y me voy a beber una Presidente en nombre de ella. Y bien fría”, dijo la mujer con júbilo en el balcón de su hogar.
De los Santos estaba acusada de asesinato en primer grado y posesión de un arma blanca luego que en el 2010 se hallara el cuerpo de Georgina Ortiz en el en el apartamento 5B del condominio Laguna Terrace en el Condado, donde trabajaba la empleada doméstica.
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