SANTO DOMINGO. Cierre de estadios para jugar sin público, prohibición de fanáticos de equipos visitantes y expulsiones vitalicias a seguidores, el fútbol de clubes desde la Europa más desarrollada hasta Sudamérica o México han tenido que lidiar desde sus orígenes con la violencia entre algunos seguidores incapaces de asimilar resultados, o que incluyen el desorden en su expresión de júbilo o frustración.
En Inglaterra se les llama hooligans; en Argentina, barrabravas, en España y resto del Viejo Continente ultras que se organizan en grupos que imponen el temor en los recintos hasta con asesinatos, y llegan a la extorsión de los clubes.
Esa muestra de fidelidad irracional no ha estado ajena del balompié dominicano, a menor nivel, y el primer choque entre los rivales históricos (Moca y San Cristóbal) en la LDF tuvo ese ingrediente, el domingo en la provincia sureña.
Los lanzamientos de objetos, entre ellos botellas de vidrio, piedra, hielo, latas y disparos en las tribunas dejaron varios heridos y el partido se suspendió a falta de seis minutos.
Presentes en el encuentro tuvieron que lanzarse al terreno y salir huyendo de la instalación, localizada en una zona con escasas opciones para acceder en vehículo.
Ya en la jornada cuatro, cuando Moca igualó a dos con Cibao FC en Santiago se produjo otro gran incidente entre seguidores, al final del encuentro que ha obligado a los directivos mocanos a elevar las medidas de seguridad para el partido de vuelta, al enterarse de amenazas revanchistas, cuando la representación de la Ciudad Corazón le corresponda disputar el partido de vuelta.
La organización de la Liga Dominicana de Fútbol se reunió ayer de urgencia para determinar la medida disciplinaria a tomar. Mocanos y sancristobalenses se acusan mutuamente de haber iniciado la confrontación en el choque que terminó igualado a uno.
Una fuente de la LDF explicó que mañana se darán a conocer las decisiones adoptadas, pero indicó que episodios como el del domingo serán enfrentados con dureza.
DL supo que en el encuentro de San Cristóbal el equipo de seguridad no alcanzaba la decena, lo que dificultó controlar a dos aficiones que se disputan la supremacía del fútbol como Licey y Águilas en béisbol.
Las ligas profesionales acostumbran a castigar al equipo sede, responsable de la seguridad en los estadios.
Por Nathanael Pérez Neró / Diario Libre
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