La Serie del Caribe del 2016 no escapa al interés que representan los peloteros cubanos para un nutrido grupo de buscatalentos, quienes los persiguen, enamoran y hasta les ofrecen “villas y castillas”.
Con apenas 48 horas de haber iniciado el evento, ya la delegación cubana ha tenido varios contratiempos. No pudieron entrenar en la academia de los Diamondbacks de Arizona como regía el calendario de prácticas,
Empero, lo peor de todo es que varios de sus peloteros reciben el acoso de los llamados “buscones”, hecho que de inmediato ha alterado la estadía de los cubanos en esta nación, que para estos peloteros representa el principal trampolín para arribar a las Grandes Ligas.
Desde que la delegación cubana arribo el pasado sábado al Hotel QB, antiguo Delta al menos media docena de buscones se han apostado en las inmediaciones en busca de ofrecerles
jugosos contratos, con las posibilidades de escalar a las Grandes Ligas como en el pasado reciente lo han hecho Yasier Puig, José Abréu, Aroldis Chapman, Alexei Ramírez entre otros.
“Ya los estamos alejando de los muchachos, y tratando de impedir que tengan contactos con ellos”, expresó Heriberto Suárez, Director de Béisbol de Cuba.
“Ahora mismo lo que queremos es jugar béisbol y hacerlo de una manera tranquila, no convertirnos en una distracción”, agregó el veterano hombre de béisbol.
“En esta Serie del Caribe está presente el mejor talento existente en Cuba en la actualidad”, expresó el periodista Oscar Sánchez.
La plantilla cubana cuenta con jugadores que rondan los 50 millones de dólares, entre ellos Alfredo Despaigne, Yuniesky Gourrier, José Adolis García entre otros.
La seguridad alrededor de la delegación de Cuba es doble con relación a la de los demás países. Ya algunos de los miembros de esta han tenido que apartar a buscones de estos peloteros.
Cuba fue el único conjunto que no entrenó en la instalación donde tenía programado por el Comité Organizador para realizarlo. En su caso tuvieron que hacerlo en un estadio de la localidad Catalina, después de Juan Dolio.
Por Pedro G. Briceño / Listín Diario
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