ORLANDO
-- El dominicano Erick Almonte obtuvo una rara victoria contra el
programa antidopaje del béisbol, pero en el proceso comprobó lo injusto que
puede ser el sistema contra los jugadores de las ligas menores, especialmente
para la gran mayoría que no pertenece a la poderosa Asociación de Peloteros de
Grandes Ligas.
De los miles de
jugadores en los circuitos minoritarios, apenas el puñado de protegidos en los
rosters de 40 de las ligas mayores pertenecen al sindicato de peloteros, y en
muchos casos, algunos no cuentan nisiquiera con un representante legal, lo que
les deja a expensas de la intrincada burocracia del sistema.
El
pasado 4 de mayo, Almonte, un veterano de 17 temporadas en el béisbol
profesional, se sometió a un examen rutinario de orina antes de un partido con
los Sounds de Nashville, la sucursal AAA de los Cerveceros de Milwaukee, en
Albuquerque. El 29 de mayo recibió una carta de la oficina del comisionado de
Grandes Ligas donde se le informaba que estaba siendo suspendido por 50
partidos por usar anfetaminas y que tenía tres días para apelar.
"Quedé
en shock, no lo podía creer, nunca he usado drogas y no comenzaría en lo que
probablemente será mi última temporada como jugador en Estados Unidos",
dijo Almonte.
"Llamé
a la Asociación de Peloteros, pero me informaron que básicamente solo podían
ayudar a peloteros en rosters de 40 o roster activos de Grandes Ligas. Estaba
solo en el asunto", agregó Almonte, quien apareció en Grandes Ligas en
2001 y 2003 con los Yankees de Nueva York y el año pasado con Milwaukee.
Con
la ayuda de su agente, Héctor Faney, y el pago de $200 dolares, Almonte inició
su proceso de apelación. Las estadísticas estaban en su contra: Desde el 2005,
han habido más de 460 suspensiones -- incluyendo 47 en el 2012 -- por violar el
programa anti drogas de las ligas menores y aunque las apelaciones ganadoras no
son anunciadas, las probabilidades de revertir una sanción son casi nulas.
En febrero, el
jardinero Ryan Braun, también de Milwaukee, se convirtió en el primero que
ganaba una apelación al programa de detección de sustancias de Grandes Ligas.
"Varias
personas ligadas al proceso me dijeron que nadie había ganado una apelación
este año y que pocos lo hicieron desde que se estableció el programa",
dijo Almonte, de 34 años.
"Estaba
ciento por ciento seguro de que nunca he consumido pastillas o drogas en 17
años de béisbol profesional", agregó.
Después
de revisar el récord médico de Almonte y examinar la muestra B del examen del 4
de mayo, las Grandes Ligas enviaron una segunda carta al pelotero quisqueyano
el 7 de junio donde le informaban que ciertamente no había violado el programa
antidopaje y que su nombre no sería guardado en el Sistema Electrónico de
Información del Béisbol. La misiva, además, advierte al jugador que en lo
adelante podría ser sometido a pruebas adicionales a las que recomienda el
programa.
ESPNdeportesLosAngeles.com obtuvo copias de las comunicaciones
enviadas al jugador.
"Desde
el 29 de mayo al 7 de junio pasé días bastante duros. Son 17 años haciendo las
cosas correctamente y un examen fallido estuvo a punto de embarrar todo
eso", dijo Almonte. "Planeo ser coach pronto y una suspensión por
violar el programa de drogas habría sido mortal para esas aspiraciones",
agregó.
¿Por
qué Almonte revela todo esto si al ganar la apelación el caso básicamente pasa
a la historia como si no hubiera existido?
"Pienso
en todos los muchachos que han pasado por el proceso y posiblemente fueron
sancionados injustamente por no conocer el sistema, no tener apoyo, no conocer
el idioma e incluso por no tener los 200 dólares para comenzar la apelación",
dijo Almonte, quien batea .203 en un rol limitado con Nashville.
"Muchos de los muchachos en clase A ganan 500 dólares
quincenales y no pueden pagar 200 para una apelación", agregó.
"Pienso que debe mejorarse la asistencia que se da a los muchachos en esos
casos", apuntó.
Por Enrique Rojas
ESPNDeportesLosAngeles.com
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