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5 ago 2013
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Estrategias educativas para los hijos


Para muchos padres, el regreso de sus hijos hoy al salón de clases es también el inicio de muchos dolores de cabeza.
Pero más que el trajín diario de levantarlos temprano, hacerles desayuno, llevarlos a la escuela y buscarlos, puede que el estrés mayor radique en otro asunto: hacerlos estudiar eficientemente y lograr que desarrollen hábitos de estudios duraderos. Una situación que, al parecer, provoca bastante preocupación en muchos hogares en estos días de inicios de clases. Sin contar las peleas y discusiones para que el niño o niña haga sus asignaciones a tiempo y repase diariamente.
Sin embargo, lo primero que los padres deben saber es que antes de hacer tantas exigencias, ellos también tienen que disciplinarse y organizarse.
Es lo que plantea la psicóloga escolar Griselle Rodríguez, quien destaca que si los padres tienen un “reguero” en su casa, inmediatamente el niño se va a desorganizar.
“No pretendas que tu hijo o hija sea organizado si vive en un ambiente desorganizado. Es cuestión de cordura, limpieza y aseo, tanto personal como en el hogar”, señala la experta, quien sostiene que tener un espacio bonito, recogido y agradable, ayuda a estructurar el ambiente ideal para que el niño o niña organice su pensamiento y pueda estudiar a gusto.
Otro aspecto común en muchos padres, resalta la psicóloga, es que creen que, según van creciendo los hijos, menos supervisión necesitan a la hora de estudiar.
“Por ejemplo, cuando está en sexto, séptimo u octavo, creen que ya está grande y que puede estudiar solo. Eso no es así, hay que seguir supervisándolo y estar pendiente para que se mantenga estudiando y haciendo sus tareas. Si lo dejas sin supervisión va a hacer de todo, menos estudiar”, puntualiza Rodríguez.
Y aunque está de acuerdo en que es necesario ayudar a que desarrollen su independencia, la experta aconseja tener especial cuidado cuando están creciendo. Sobre todo durante la adolescencia, una etapa que de por sí ya es difícil por todos los cambios que implica para el joven. Precisamente, por eso cree que es cuando más necesidad de supervisión necesitan.
“Muchas veces en esta etapa se suele dejarlos para que estudien solos. Pero la realidad es que no lo hacen porque se entretienen con otras cosas, como el teléfono celular. Luego comienzan a sacar malas notas y los padres no se explican por qué”, advierte Rodríguez.
Por eso, entiende que además de enseñarles a ser independientes, debes estar atento y si ves que no toma acción para estudiar, debes instarlo a que lo haga, que saque sus libretas y libros y estudie. Y es algo que no debe admitir excusas. “Se tiene que hacer y punto”, enfatiza la psicóloga escolar.
“Pero también le puedes dar opciones. Por ejemplo, preguntarle qué asignatura quiere estudiar primero, cuál es la que necesita más refuerzo o si hay alguna tarea en la que necesita alguna ayuda”, recomienda la psicóloga.
Si eres de los padres que no tiene el tiempo para estudiar con sus hijos y tienes la capacidad económica, Rodríguez dice que una alternativa es ponerlo en un centro de tutoría para que lo ayuden a estudiar y a crear ese hábito de estudio. Otra opción es buscar una escuela que tenga horario extendido, donde se hagan las tareas y se repasen asignaturas.
  • Empieza temprano

Sin embargo, ningún niño va a estar preparado para adquirir hábitos de estudios si no se estructura su vida eficientemente en los primeros cinco años, advierte Janet Rivera, terapeuta de familia y trabajadora social clínica.
“Es más difícil que un niño pueda desarrollar hábitos de estudios si en esos primeros años de vida no se ha trabajado con eso”, sostiene Rivera.
Por eso cree que son neurálgicos para el desarrollo cognitivo, específicamente de cero a tres años, al igual para que aprenda a manejar emociones y adquiera destrezas sociales.
De hecho, dice que después que se ajusta ese proceso, el resto del desarrollo psicosocial del niño va a ser más fácil y va a tener mejores resultados al momento de aprender estrategias que hagan más efectivo el tiempo que estudia, así como estar más receptivos a la tarea escolar.
En ese sentido, plantea Rivera, en esa etapa es el momento perfecto para que le enseñes hábitos y rutinas. Eso incluye la hora de levantarse, horario de comer, de jugar, dormir, aseo personal y hasta para recoger sus pertenencias y área de juego.
“Durante esos cinco años es muy importante que desarrollemos en ellos destrezas sociales y esos hábitos para que cuando lleguen a la etapa escolar, los pueda extrapolar al estudio. Si le das estructura a un niño durante esos años, cuando llegue a la escuela se le va a ser más fácil”, insiste Rivera, tras subrayar que no se puede esperar a que llegue a la escuela para proveer ese ambiente estructurado.
Por otro lado, Rodríguez resalta que las técnicas de estudio siguen siendo las mismas: memorizar, analizar, decodificar y consolidar información, así como sintetizar material. “Eso es parte de lo que significa estudiar y eso no ha cambiado. La cuestión es la forma en cómo lo vamos a implantar”, sostiene la psicóloga, mientras indica que también hay formas simpáticas y divertidas para que el niño repase algunas asignatura.
Por ejemplo, dice que la tabla de multiplicar que es tan esencial aprender desde temprano, se puede empezar a memorizar camino a la escuela, en el carro, a través de canciones.
“Eso va a ser parte del trabajo de memorización y es una obligación del estudiante, aunque puedes ayudarlo con técnicas repetitivas divertidas”, recomienda Rodríguez.
  • Errores comunes

Pero una de las dificultades es que, comúnmente, los padres no le prestan atención al aspecto de darle estructura a la vida de sus hijos temprano en la vida, afirma Rivera.
De hecho, dice que en sus 20 años de experiencia trabajando con familias, ha visto que típicamente esperan a que el niño comience en la escuela para tratar de que desarrolle hábitos.
“El carácter se forma de 0 a 5 años; es tu responsabilidad como padre que ese menor se desarrolle adecuadamente para su realidad de vida. Pero muchos padres y madres lo hacen después de los cinco años y por eso es que tienen las peleas y se les hace tan difícil lidiar con sus hijos a la hora de estudiar. Muchas veces se quejan de que tienen que repetir lo mismo para que se pongan a estudiar”, advierte la trabajadora social.
Otro error común, a juicio de Rodríguez, es que los padres le dan demasiadas opciones a sus hijos, aunque destaca que son “los padres los que tienen la responsabilidad de decidir”.
Por ejemplo, dice que a veces ve a padres negociando con los hijos sobre el momento y el tiempo de estudiar, una responsabilidad que no debe ser negociable. De hecho, enfatiza que deben haber unos límites y un horario que siempre se debe seguir.
“De la misma forma que no negocias ir a la escuela, tampoco lo haces con la responsabilidad que tiene de estudiar. He visto a padres negociar con su hijo y dejar que vea un rato televisión para lograr que después estudie. Y eso no se negocia. También veo a muchos papás generando discusiones con los nenes porque no quieren estudiar. Eso no se debe permitir. Tiene que estudiar, es su responsabilidad y se acabó, eso no se discute”, puntualiza la psicóloga.
En ese sentido, dice que muchas veces los padres no aprovechan el momento ideal para que hagan sus tareas tan pronto llegan a casa.
“Llegan y le dicen que se bañe y que vea televisión un rato para que después estudie. Es hasta mejor llevarle una merienda, que se la coma en el trayecto de la escuela a la casa y enseguida que lleguen, decirle que saque el bulto para ver qué asignaciones tiene o qué asignatura hay que repasar. Esto debe ser así para que no se enfríe, de esa forma la mente todavía está en el encendido del estudio. Si se baña y se pone a ver televisión, va a ser difícil que luego ponga atención al estudio de nuevo”, afirma Rodríguez.
Pero de la misma forma recomienda que siempre deben haber actividades extracurriculares del agrado del niño o la niña. Un gusto que también se puede desarrollar desde pequeño, como algún deporte, una clase de música, baile o pintura. Más que nada, agrega, porque entre la escuela y el diario vivir, tiene que haber un balance.
En ese sentido, también advierte sobre las escuelas que se exceden con la carga académica que le ponen a los estudiantes.
“Hay escuelas con mucho aprovechamiento académico y otras que tienen mucha carga académica. No es lo mismo. Pero hay papás que juran que es bueno que un niño tenga que estudiar de 8:00 a. m. a 8:00 p. m. Eso es demasiado. Hay que tener un balance”, aconseja Rodríguez, mientras destaca que lo más importante es que el niño aprenda a disfrutar los estudios.
Aunque cree que generalmente esa no es la realidad. “Primero porque el sistema de enseñanza se nos quedó atrás con relación a la tecnología; tenemos niños de una era tecnológica y queremos que sigan con lápiz y libreta. Además de que tenemos papás cada vez menos responsables”, advierte la psicóloga escolar.
Rodríguez se refiere a que muchos padres están delegando en los abuelos para que sean los encargados de velar que sus hijos estudien, repasen asignaturas y hagan tareas. Y aunque dice que hay muchos abuelos responsables que toman en serio esa tarea, no debería ser su responsabilidad.
“Entiendo que con el revolú económico que hay, los padres tienen que bandearse y buscar ayuda de alguna forma. Pero me preocupa que los papás se mantienen demasiado tiempo trabajando y lo abuelos ocupando el espacio de los padres. Hay que tomar en cuenta que ya están en una edad en que no tienen las energías ni las ganas de estar en eso, ellos están en otra etapa”, advierte Rodríguez, mientras enfatiza en que este tipo de situación no debe impedir que los padres se mantengan pendientes de que sus hijos estudien adecuadamente.
Mientras, Rivera llama la atención sobre otras “niñeras” tecnológicas en las que muchos padres descansan. Por ejemplo, dice que muchas veces los teléfonos celulares, el Ipad o vídeojuegos, son los encargados de mantener al niño entretenido. “Cuando deberíamos estar promoviendo unas destrezas y unos hábitos que van a ser determinantes para su desarrollo y para que forme hábitos de estudios y tenga la estructura adecuada”.
  • Establece la rutina

“Somos animales de hábitos”, dice Janet Rivera, terapeuta de familia y trabajadora social clínica. Quiere decir que una conducta que se repite, se establece como hábito. Así que al momento de realizarla, supone un esfuerzo menor. Y ese debe ser el objetivo para que tu hijo o hija desarrolle hábitos de estudio permanentes.
En los primeros cinco años de vida, establece horarios y rutinas. Eso incluye la hora de levantarse, horario de comer, de jugar, dormir y de bañarse. También es importante que aprenda a mantener su cuarto y área de juego recogido.
Debes establecer un horario diario para el estudio. Dedicar todos los días un tiempo para realizar sus deberes. Para un niño de primaria, de media hora a una hora sería un tiempo razonable, mientras que uno de secundaria debería dedicar alrededor de una a dos horas.
Potencia su memoria a través del juego. Por ejemplo, desde que son bebés, los padres les cantan a sus hijos repetidamente. Esa técnica se puede aprovechar para inventar estrofas con el contenido que se quiere que los pequeños memoricen. Y mientras van creciendo, los puedes ayudar para que memoricen cuestiones básicas de estudio, como el alfabeto o las tablas de multiplicar.
Puedes estar cerca de tu hijo mientras estudia o hace sus asignaciones, pero no encima de él.
Hazle preguntas sobre el tema que está estudiando. Es una forma de fomentar la curiosidad y el amor por el conocimiento.
No le hagas las asignaciones o le busques la información en Internet. Puedes ayudarlo a buscarla y estar cerca, pero ese es su trabajo. Si lo haces por él, no va a desarrollar responsabilidad por los estudios.
Si tu hijo se distrae con facilidad, procura no llamar su atención con gritos y regaños. Eso lo frustrará más y también lo alejará del foco de atención correcto. Es necesario eliminar los estímulos que puedan estar captando su atención, como una televisión prendida, olores de comida (si la madre está cocinando), o hermanos alrededor. Puedes hacerle preguntas que estimulen su participación en el tema. Si la temática tiene un aspecto gráfico, aprovecha la oportunidad y pídele que lo dibuje.
Es recomendable que intercale el estudio con momentos de descanso, pero no deben ser para ver televisión o jugar porque eso lo desenfocará y no querrá volver a estudiar.
De la misma forma, si se mantiene atento y enfocado, felicítalo por su actitud.
Para evitar el olvido de las materias estudiadas, es fundamental que haga repasos regularmente. Para lograrlo, debe haber una planificación. Por ejemplo, a los dos días del primer estudio, se hace un repaso; a los cuatro días, otro y así hasta el momento del exámen.
  • Prepara el entorno

El área de estudio de un niño es muy importante. Especialmente para evitar distracciones y ayudarlo a que se concentre en lo que va a estudiar. Para lograrlo es conveniente que:
Proporciones un lugar de estudio tranquilo, sin televisión, teléfonos celulares, música o juegos.
Debe tener buena iluminación, si es posible luz natural. Y contar con una mesa y silla cómodas.
No es aconsejable que estudie sobre la cama, tirado en el piso o en el área donde juegan sus hermanos más pequeños.
Se recomienda que estudien siempre en el mismo lugar y que tengan su horario de estudio; una obligación que ellos deben asumir.
Como padres, solo debes acompañarlo, orientarlo, intervenir si se desconcentra o responder a sus preguntas. Si no la sabes, debes buscar la respuesta con él.
Fuente: Recopilado Por El Nuevo Día

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